viernes, 6 de septiembre de 2013

Intención Mensual

Intención Mensual: Septiembre 2013
POR MÉXICO


¡México! ¡México!... ¡Conviértete al Señor, Tu Dios!... así repetimos, con nuestro ritual en nuestras noches de vela...

Algo que no debe faltar en nuestras oraciones diarias, sin duda, es pedir por las necesidades más urgentes de nuestra patria, desafortunadamente nos hemos acostumbrado a ver los acontecimientos de varios sectores de la sociedad como algo ajeno... que si no sentimos que nos afecte de manera directa, no merece mayor importancia.

Necesitamos reflexionar, analizar, ... caer en la cuenta de la importancia de ver a nuestra sociedad, a nuestra patria como un organismo vivo y del cual todos formamos parte, este organismo está enfermo y requiere atención, lo que le afecte para bien o para mal nos afecta a todos; como en nuestro cuerpo, si un órgano llega a sufrir daño o se enferma, afecta a todo el cuerpo..., y recordemos que hay enfermedades que si no se tratan adecuadamente en tiempo y forma puede resultar un mal mayor y definitivo.

Concilio Vaticano II marca la pauta de cómo debemos dar cuenta de nuestra Fe en el mundo actual, Primeramente debemos estar conscientes de la realidad: todos tenemos la capacidad de hacer un buen análisis de la realidad, de hecho lo hacemos constantemente a diferentes niveles.
En segundo lugar debemos tomar conciencia del lugar que nos corresponde en el entorno, y si realmente lo asumimos: en la Constitución Sobre la Iglesia en el mundo actual, de CV II, se nos ilustra con toda claridad y aquí encontramos el punto central de esta reflexión: la dignidad de la persona humana y su superioridad sobre las cosas, así como sus derechos y deberes. Dios en su infinita misericordia nos ha creado a su imagen y semejanza, nos ha amado de tal manera que no escatimó, ni siquiera, a su propio hijo, para salvarnos... nos ha creado para una vida plena y  esta será posible en la medida que se haga realidad en Reino de Dios entre nosotros, lo cual no es ajeno a nuestra realidad social, política y económica. Si tomamos como premisa que el Reino de Dios no se puede concebir sin Justicia, verdad, libertad, fraternidad, solidaridad, inclusión...; entonces para que tengamos una vida plena, en nuestro entorno social, político y económico deben ser una realidad estos valores, que además son universales.

Finalmente, debemos vivir de acuerdo a nuestra dignidad y asumir con responsabilidad y humildad nuestra opción de vida como Cristianos, hijos de Dios. Desafortunadamente no siempre concretamos el paso hacia la acción para transformar lo que no nos gusta, o lo que sabemos que debe cambiar, lo que sabemos que debería ser mejor... en ocasiones predomina el sentimiento de que nuestros esfuerzos no son suficientes para incidir notablemente en nuestro entorno y mucho menos ante las estructuras que dominan los diversos ámbitos de nuestra vida, en algunos casos,  por comodidad decidimos que no es de nuestra incumbencia o simplemente queremos evitar complicarnos la existencia. Pero nuestra vida de fe, para ser verdadera, tiene que demostrarse, como dice San Pablo, con obras... implica participar activamente en crear el mejor entorno desde los ámbitos social, político y económico, la vida de fe no se limita al templo o al grupo parroquial, se realiza en el mundo, donde nos desenvolvemos de manera cotidiana, si allí logramos demostrar nuestra fidelidad al proyecto de Dios de una vida digna y plena para cada persona, si podemos vivir de acuerdo a Cristo y su Evangelio, si nos dejamos guiar por el Espíritu Santo entonces será una realidad el Reino de Dios.

Contemplemos en nuestra patria la realidad que vivimos en todos los ámbitos, reflexionemos a la luz de Cristo y de su Evangelio como contribuimos a esta realidad y no perdamos la gran oportunidad de vivir de acuerdo a nuestra fe, arriesguémonos a vivir una vida plena, lo cual no es necesariamente una vida de lujos y comodidades, es una vida en la que se es verdaderamente feliz aún en medio de las dificultades... una vida en el Amor de Cristo... en la Paz de Dios, esa paz que se consigue en la satisfacción de vivir en la justicia, en la verdad, en la fraternidad, en la solidaridad. No olvidemos que contamos con nuestra Madre Santa María de Guadalupe, que nos protege y nos impulsa con su amorosa presencia en nuestra patria.